Como ocurre con todas la razas tan antiguas, en este caso el "porc negre", hay varias teorías sobre el origen de esta especie. La más generalizada actualmente, nos dice que es el resultado del entrecruzamiento de los troncos céltico e ibérico. El cerdo fue uno de los primeros animales domésticos que se introdujo en nuestras islas, manteniéndose en explotación hasta día de hoy, inseparable e imprescindible en las economías familiares de la población rural durante siglos. El cerdo mallorquín es de tamaño medio y aspecto rústico. Destaca sobre todo por su piel fina y negra, con muchos pliegues en la papada, que es lustrosa y pigmentada. Su pelo es corto, fino y no demasiado abundante. Su cuerpo es cilíndrico, sus extremidades finas y cortas, así como una cabeza pequeña en la que resaltan unas orejas amplias y caídas hacia adelante. Su cola es delgada y se desenvuelve en espiral.

Hoy día el "porc negre" (llamado antiguamente "porc cibelli") es un símbolo en nuestras islas, pero su explotación no ha sido siempre fácil. En las décadas de los años 40 - 50, bajó notablemente el número de ejemplares, debido entre otras cosas al largo ciclo de reproducción y a su alto coste de mantenimiento y engorde. Años más tarde la disminución del cerdo mallorquín tocó fondo, temiéndose incluso su desaparición. Más, a partir de entonces, la comercialización de los productos elaborados a partir de éste, especialmente la sobrasada, hizo crecer la demanda y consecuentemente aumentó el número de ejemplares. Ciertamente, no puede extrañar el éxito de unos productos artesanos y de calidad, reflejo de un sistema de explotación y un método de elaboración típico y genuino.

Enviado por juankar (01.10.2005 20:16)