HONDEROS BALEÁRICOS

Los historiadores no llegan a ponerse de acuerdo sobre cuales fueron los primeros habitantes que poblaron nuestras islas. Es muy probable, que estos llegaran de Oriente, y que estos introdujeran el uso de la honda, ya que hay constancia que tribus egipcias y asiáticas ya conocían el manejo de este arma desde tiempos inmemoriables. Fenicios e israelíes la utilizaban con especial destreza. Bien conocida es la historia de David venciendo a Goliat con una honda.

Los honderos baleáricos tuvieron fama de excelentes tiradores. Se cuenta que ya desde muy temprana edad los niños eran adiestrados en el uso y manejo de la honda. Las madres colocaban los alimentos en las ramas de los árboles, y no podían comer hasta que los derribaban con un certero disparo. Esta fama traspasó fronteras, y su gran valor en combate y su espectacular pericia los convirtió en leyenda a lo largo de todo el Mediterráneo. Se dice que lanzaban los proyectiles con tal fuerza y puntería, que atravesaban los cascos y escudos de sus enemigos. Incluso una piedra lanzada por una simple honda tenía más alcance que las flechas de los arqueros. Los honderos solían ir desnudos o cubiertos de pieles, vivían en cuevas y también en poblados cerrados donde desde una atalaya vigilaban los alrededores. Son los hoy día los llamados Talayots. En combate siempre iban provistos de tres hondas, una grande, para los tiros más lejanos y ceñida a la cintura, una pequeña para los tiros más cercanos, atada a la cabeza y la mediana, que resultaba más manejable y llevaban siempre en la mano. En el cuello llevaban una bolsa colgada donde guardaban las piedras, que podían llegar a pesar hasta medio kilo.

Los cartagineses enrolaron en sus filas como mercenarios a honderos balearícos durante las guerras contra los griegos en Sicília, así como en las luchas contra los romanos en las dos primeras guerras púnicas. También prestaron sus servicios a las tropas romanas al mando de Julio César, en la guerra de las Gálias. La misión de los honderos en el campo de batalla era la de abrir las líneas y dejar paso a la infantería pesada, que actuaba en formación y llevaba el peso del combate. Por sus servicios prestados, los honderos nunca cobraron con dinero, ya que estaba prohibido introducir moneda alguna en las Baleares. Cobraban en especies o cambiaban su valor por ánforas de aceite o vino y sobre todo por mujeres, que al final de la campaña traían a las islas.

La conquista romana de Mallorca en el año 123 a. C. por parte de las tropas del cónsul Quinto Cecilio Metelo se encontraron con un gran contratiempo, ya que los honderos hundían sus barcos disparando a la misma línea de flotación de las naves. Ello nos da idea de la potencia destructora de este arma. Dos años tardó Cecilio Metelo en conseguir dominar las islas. Para ello hizo recubrir de pieles los cascos de toda la flota, con tal de amortiguar los impactos de las piedras lanzadas desde la costa. Poco después fueron fundadas las ciudades de Palma y Pollentia.

La manera de manejar la honda parece no haber variado desde su invención hasta nuestros días. El proyectil se coloca en un pequeño receptáculo (normalmente en forma de bolsa situada en su centro longitudinal) después se juntan los dos extremos de la cuerda agarrándolos con la mano derecha; agarrando la bolsa con el proyectil con la mano izquierda y manteniéndola a la altura de los ojos la honda se extiende apuntando hacia el blanco para así poder centrar su dirección; a continuación, la mano derecha imprime al proyectil un rápido movimiento de rotación por encima de la cabeza (normalmente se dan tres vueltas) y se suelta uno de los dos extremos de la honda para así dejar escapar el proyectil, el cual sale impulsado por la fuerza centrífuga.

Actualmente el “tir de fona”, es un deporte autóctono de nuestras islas que cada día cuenta con un mayor numero de adeptos. Con federación propia desde 1981, los antiguos “foners” se sentirán orgullosos de una tradición recuperada que implantaron ellos al principio de los tiempos.

Envíado por juankar (30.04.2005 20:56)